La danza con un propósito espiritual va mucho más allá de ser un artista; tampoco se trata de entrenimiento y mucho menos realizar excelentes coreografías o ejecutar un deporte o disciplina; es un viaje hacia el interior, un medio para explorar la conexión con lo divino y una forma de comunicación que trae con sigo sanación profunda. Al movernos con una intención clara, podemos descubrir nuevas dimensiones de nuestra existencia y experimentar la belleza de ser parte de algo más grande que nosotros mismos. Al final, la danza se convierte en un acto de amor, tanto hacia nosotros mismos como hacia lo divino una forma de gratitud genuina.
Un Blog dedicado al estudio de la danza con intención